jueves, 3 de mayo de 2018

"DALE UNA BUENA NALGADA AHORA QUE ESTÁS A TIEMPO"

¿A tiempo de qué? ¿A tiempo de golpear a un ser indefenso que no puede defenderse? Una cachetada, una nalgada, un pellizco, un manazo es golpe, por donde quieras verlo es violencia.
La gente se asombra, se enfurece si ven un vídeo de un hombre golpeando a un animalito, golpeando a una mujer, a una persona homosexual o a una persona afroamericana, pero ven a un padre golpeando a su hijo para 'educarlo a tiempo' y ahí si todos le aplauden. ¿Porqué? ¿Qué diferencia hay? El amor no se impone, se gana. El respeto es admiración, no temor. "A mi, mi hijo me respeta porque sabe quien manda", ¡No!, tu hijo te tiene miedo no respeto.
Señora, que su esposo llegue a casa y usted le contesté como él no quiere, entonces él le suelta una cachetada para que vea usted quien manda, al cabo sólo fue una cachetada, a veces son necesarias ¿No? .... ¿Es justificable? ¡Desde luego que no! ¿Porqué en los niños sí? Los adultos sabemos lo que hacemos, los niños están aprendiendo a manejar sus emociones, necesitan amor y paciencia para saber hacerlo, ellos de cierta forma no saben y no comprenden del todo lo que hacen, usted sí.
O bien, usted se considera perfecto por haber recibido golpes, usted es "una persona de bien gracias a ellos", analícelo, pero analícelo bien, porque con el simple hecho de querer educar a sus hijos con golpes permítame decirle que usted está traumado.
La crianza respetuosa no es dejar al niño por la vida hacer y deshacer, significa guiar y acompañar al niño en sus emociones, mostrarle con el ejemplo como aprender a controlarlas, porque a veces nos urge que el niño sepa controlar emociones y ni si quiera nosotros somos capaces de hacerlo con las nuestras. Un niño también es un ser humano, también merece respeto como tú y como yo. ¡Basta ya de criar con violencia, basta de criar futuras personas agresivas, manipuladoras, inseguras, incapaces de resolver sus problemas y las diferencias con los demás sin tener que golpear, gritar o insultar! Y si aún así sigues pensando que es la mejor opción, entonces eres nada más y nada menos que el reflejo de lo que has vivido.
Visto en :Maternidad & BLW México

viernes, 23 de marzo de 2018

EL PEQUESPACIO: OLGA CARMONA, PSICÓLOGA "ADEMÁS DE OPINAR DEBEMOS ACTUAR, SER EJEMPLO"

Afirma que toda la sociedad es responsable de educar a niños y jóvenes y que debemos opinar contundentemente porque somos sus referentes" pero además de lo que decimos ellos aprenden de lo que hacemos por eso debemos practicar con el ejemplo ("...no podemos decirles que suelten el móvil si nosotros no somos capaces de dejar el nuestro").
http://podcastdl.canalextremadura.es/2018-03-17--ELPEQUESPACIO.mp3

http://www.canalextremadura.es/alacarta/radio/audios/el-pequespacio-olga-carmona-psicologa-ademas-de-opinar-debemos-actuar-ser

Ser madre no es lo mismo que ser padre: la biología es políticamente incorrecta por Ibone Olza

La biología de la maternidad lleva camino de ser lo más políticamente incorrecto en estos tiempos. Decir, reconocer, que las mujeres gestamos, parimos, amamantamos, y que los bebés quieren estar con sus madres y en sus brazos significa exponerse a ser tachada de rancia o retrógrada o a recibir otros insultos y descalificaciones varias.
Por eso a veces, como feminista apasionada de la neurobiología, me siento como el niño del cuento que señala que el emperador va desnudo. Es obvio que no es lo mismo ser madre que ser padre, es obvio que nuestra realidad biológica es profundamente diferente, pero ya casi nadie se atreve a decirlo. Queda mal. Y sin embargo hay que decirlo, y hay que empezar a reconocer las necesidades de los bebés, esos grandes olvidados. Y no, para un recién nacido  o para un bebé de cinco meses no es lo mismo su madre que su padreLes necesitará a ambos toda su vida, pero de formas y maneras muy diferentes, a distintos ritmos. Pero esto se quiere negar, ocultar, silenciar. Decir que el bebé necesita a su madre y quiere estar con ella es como digo lo más políticamente incorrecto que se puede decir ahora. Rompedor. Amenazante para este sistema que ha montado tremendo negocio precisamente a base de separar a los bebés de sus madres. Y sin embargo es así, los seres humanos, al principio de la vida necesitamos a la madre mucho más que al padre. Luego las cosas cambian: el rol paterno también tiene una neurobiología propia, y probablemente los padres sean necesarios e importantes para salir al mundo, tal vez sean imprescindibles, para explorar, para aprender, para que los pequeños empiecen a despegarse de la madre cuando empiezan a caminar y a hablar y salen ávidos de curiosidad al mundo cercano.
Por todo ello me declaro en contra de la propuesta de la PPiiNA, plataforma que aboga por unos permisos de maternidad y paternidad igualitarios, intransferibles y obligatorios. Les agradezco la intención: comparto profundamente su anhelo de una sociedad donde las mujeres no  nos veamos discriminadas en el mercado laboral por la posibilidad de ser madres, menos aun por serlo. Pero no creo que su propuesta sea la manera de lograrlo. Más bien creo que , como dice Patricia Merino en este texto La maternidad como cuidado, “al patriarcado no se le podía haber ocurrido un modo mejor y más simple de abundar en la devaluación de la maternidad frente a la paternidad.”
Desde la PPiiNA tachan de desequilibrio el que el permiso de maternidad actualmente dure 16 semanas y el de paternidad. Pero no, no es un desiquilibrio, es una diferencia.  Las madres gestamos, parimos y podemos amamantar, los hombres no.  Nuestro cuerpo se transforma con cada embarazo y así sigue durante meses o años. Los bebés necesitan contacto, cuerpo a cuerpo con la madre, mucha teta. A ser posible seis meses de lactancia exclusiva, y algunos años más combinada con otros alimentos. Las madres necesitamos, soñamos con, una sociedad que nos reconozca, que honre nuestra impagable función social. Es urgente. El principio materno universal es el de evitar el sufrimiento, no sólo el de nuestras criaturas, el de todos y todas.
Los hombres que desean compartir los cuidados de sus hijos ya lo están haciendo, de mil maneras, conozco muchos de ellos. Además obtienen un máximo reconocimiento social por ello, se les alaba y califica de padrazos. Con la propuesta de la PPiiNA, de llevarse a cabo, surgirían toda una serie de problemas añadidos. Si la madre no está con el padre, especialmente. Como ya está pasando con el delirante asunto (y dañino) de las custodias compartidas impuestas, ¡hay hombres que reclaman la custodia compartida desde el nacimiento! Pobres bebés.
Yo creo que si hablaramos de propuestas lo prioritario debería ser  alargar la baja maternal a seis meses, mínimo. Asi al menos podríamos mantener la lactancia exclusiva el tiempo que recomienda la OMS, UNICEF y la Asociación Española de Pediatría. Y reconocer, apoyar, flexibilizar de mil maneras para poder ir a trabajar con nuestros bebés si queremos, cuando queramos.  Ser creativos con las propuestas y soluciones. En cuanto a permiso parental, podría ser igualitario, tal vez, pero salvo las dos primeras semanas tras el nacimiento, el resto creo que tendría que ser a partir de los seis primeros meses, antes de los seis años. Que se lo pudieran coger cada vez que el bebé o niño pequeño lo necesita, cuando está malo, cuando empieza la escuela, cuando llega su hermano-a, etc…Es decir, en función de las necesidades y pasados los seis primeros meses, no antes. Sobre todo, creo que el permiso y la retribución tendrían que ser para quien cuida al bebé, incluso si es la abuela o la tía.
Seguro que me lloverán las críticas, pero, lo seguiré afirmando: ser madre y padre no es lo mismo, y todos los bebés quieren estar con sus madres o muy cerca de ellas.

jueves, 1 de febrero de 2018

Si los padres no castigamos, ¿qué hacemos?

Si los padres no castigamos, ¿qué hacemos?

Ante conductas "retadoras", como tirar o romper cosas, el psicólogo Alberto Soler recomienda transmitir cuáles son las consecuencias: "Lo que se tira se recoge y lo que se rompe se arregla o se repone" 
Todos los expertos consultados afirman que nunca se debe ignorar o abandonar a un niño ante una pataleta ni hacerle sentir rechazado o castigarle

Más allá de las acciones concretas que llevemos a cabo como educadores, el tono y el lenguaje desde el que lo hacemos no son algo anecdótico ni superfluo. Mantener la calma y el cariño incluso cuando estamos sancionando una conducta es fundamental. Se trata de mantener activos el respeto y la amabilidad en la medida de lo posible, de no perder la calma y entender, como dice García, "que como mejor aprenden los niños es con el ejemplo y que no podemos exigir algo que no somos capaces de hacer".
En este sentido, todos coinciden, por ejemplo, en que las conductas violentas no deben ser ignoradas y en la importancia de transmitir que la violencia nunca puede ser una respuesta válida; pero, para que el mensaje llegue, es fundamental no caer en actitudes violentas como apartar a nuestro hijo de un manotazo si pega a otro niño o gritarle... En opinión de García "a veces se nos olvida ser amables con nuestros hijos" y otras, que sus rabietas o sus respuestas no son algo personal sino "el reflejo de una necesidad por resolver".
Sea como sea, si no encontramos la respuesta, siempre podemos volver a la pregunta inicial. Es precisamente lo que muchas veces en las escuelas de padres se propone plantear a los más pequeños ante una conducta inadecuada: ¿De cuántas otras formas crees que puedes hacerlo? Se trata de conseguir que sea el niño el que, a través de sus propios razonamiento y el acompañamiento y refuerzo de los padres o educadores, genere alternativas positivas que sustituyan a la conducta a evitar. "El problema muchas veces es que nos centramos en una conducta concreta o en que el niño haga lo que queremos y nos olvidamos de generar alternativas desde su punto de vista", que es lo que realmente sería efectivo y valioso a largo plazo, concluye De la Hoz.